miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA CREATIVIDAD EN LA WEB

Hoy en día cuando inevitablemente es obligatorio hablar de un cambio en nuestra forma de interpretar, de imaginar, de soñar, y hasta de relacionarnos con un nuevo mundo que día a día aparece más interconectado, y cuando segundo a segundo este es cada vez más virtual que en el día de ayer, es necesario dimensionar y entender desde nuestra propia realidad, desde nuestro propio pensamiento y desde nuestras propias ideas, todo este aparato tecnológico que a cada hora transfigura nuestro presente.
Hablo de relacionarnos con una tecnología como una herramienta que nos ayuda a construir y a redefinir un nuevo horizonte como humanos creativos.
Es importante también reconocer que en este universo virtual, en el cual ya estamos inmersos como un insecto en un e-laberinto, y donde cada componente de este gran bestiario tecnológico ocupa un lugar en la inconmensurable telaraña que ha sido tejida desde la más colectiva de toda inteligencia, aparece una estruendosa realidad virtual que se refleja desde un acelerado desarrollo. Este avance, hasta el punto de parecernos a veces desorbitado, en donde toda una autopista de la información enmarca y engloba un planeta que se ve abismalmente cruzado por aquellos tentáculos de una desbordante modernidad, pueda llegar a plantearnos una historia sin tiempo, una mente sin lucidez y creatividad, un caminar por el mundo en medio de paraísos artificiales.
Y es que a medida que nace una nueva tecnología, como una nueva elipse que surge en la contemporaneidad, es importante pensar, crear, diseñar, e imaginar esta gran telaraña, construida desde la Web 2.0 en su versión más actualizada. Tal vez es redimensionar aquel prisma que emite colores de un prometedor arco iris, que como un satélite que a veces se ubica en medio de la luz y la gravedad del pensamiento, refleje su lado más creativo. Según Scott Lash, en su artículo: La crítica de la información, escribe que “el conocer ya no reflexiona sobre el hacer; antes bien, el hacer es al mismo tiempo conocer”, y es en esta realidad, donde al ubicarnos como seres creativos, fallamos. La creatividad es una reflexión transmitida por un conocimiento, y las herramientas tecnológicas nos acompañan como una posibilidad de interactuar con este mundo del conocimiento y la reflexión; un mundo tecnológicamente real que aparece como una inmensa telaraña construida desde nuestro propio pensamiento colectivo. Es entonces un exquisito diorama de bermejos cielos que proyectan una red de luces virtualmente recalcitrantes, y no una “sociedad red, que es menos una sociedad de la información que una sociedad de las comunicaciones”, volviendo a citar a Lash en su Critica de la información.
Vivimos para entonces en un macro universo virtual que no se agota en ninguna de sus posibilidades de instaurar una forma distinta de proyectar un mundo interconectado.
Vivimos ahora en tantas partes de la virtualidad que nos es imprescindible establecer un persistente encuentro con nuestro propio lugar de origen: la creatividad, emula de la reflexión y el conocimiento.

viernes, 21 de agosto de 2009

DE UN CONOCIMIENTO A VECES IRREFLEXIVO

¿Hasta que punto el uso de la tecnología puede llegar a ser el prisma de nuestra imaginación y el pensamiento? Pensamos, si, y lo hacemos a diario como tantas otras cosas. Somos un inconmensurable universo de ideas. Somos una acelerada modernidad en medio de una crisis visceral en cuanto a valores. Y ante todo este panorama, ¿es la tecnología, con sus efervescentes laberintos, una contundente salida que nos permite pensar más, o indiscutiblemente es una puerta que al abrirla nos dirige hacia una permanente reflexión?
Leía en el artículo: Las diversas influencias de la tecnología en el desarrollo de la mente, publicado por Gavriel Salomon, que existen cinco clases de efectos de la tecnología en el desarrollo de la mente: a) la creación de metáforas, b) la estimulación de nuevas diferenciaciones, c) la clase de asociación con la tecnología, d) el cultivo de habilidades y e) la internalización de instrumentos tecnológicos y representaciones. En cierta manera, a través de esta lectura pude observar que el efecto que produce el uso de cada herramienta tecnológica en el pensamiento, o en la estructura mental, es un imbricado proceso de luces que retiñen el concepto de inteligencia. Y siempre me he preguntado en que momento el avance tecnológico puede llegar a ser más avanzado que la inteligencia del hombre, cuando es a través de nuestra inteligencia humana, abarrotada de creatividad e imaginación, la que hace posible que en el mundo seres robóticos parecidos al hombre, operen con otra inteligencia.
Hoy existen tantos caminos como mundos en el virtual espacio de las TIC’s, que nos permiten participar en el rutilante mundo de la tecnología. Tal vez sin darnos cuenta hemos llegado a construir un planeta que no solamente está interconectado sino que también es la más ulterior puerta que conecta con nuestro propio sueño ahora real, un sueño plasmado de fulgurantes promesas, pero que a la hora de revitalizar nuestro pensamiento con ideas claras que hablen de una poderosa evolución tecnológica que nos reivindique como seres humanos, revienta nuestro más inteligente camino hacia el pensamiento: la reflexión. Acaso la misma pregunta que Gavriel Salomon se plantea en su artículo, transite de igual forma por los pasillo de mi mente: ¿cómo pueden las tecnologías de educación servir no solamente como herramientas para pensar, sino como una ayuda para desarrollar la capacidad de pensamiento?. Porque si que es distinto pensar usando la tecnología, y esperar que la tecnología nos quiera mostrar un instante cumbre en nuestra capacidad de imaginar, de soñar, de crear, de conmocionarnos frente al mundo y nuestro universo.
Hablamos de la mente y de la inteligencia humana. Hablamos de un universo tecnológico que geométricamente abarca todo un espacio o un “marco de pensamiento” que segundo a segundo persigue nuestro deseo más ignaro, aquel que se manifiesta en nuestra más irreflexiva ilusión de creer que sabemos de algo sin primero conocer cada una de sus partes. A veces pienso que creemos saber de tecnología, y si miramos por separado cada una de las partes por las cuales hemos llegado a conocer esa tecnología, todo queda en la superficialidad de un conocimiento sin criterio ni ideas.